Australia, el origen del eucalipto
El eucalipto es un árbol originario de Tasmania, Australia y otras islas indo-malasias.
Su área de distribución natural se restringe al hemisferio sur, con la única excepción del Eucalyptus deglupta, que se extiende hasta la latitud 11o N en Mindanao. En este sentido presenta una curiosa simetría con el pino, que se distribuye de forma natural únicamente en el hemisferio norte, con la única excepción del Pinus kesyii, que se prolonga hasta la latitud 3o S, en Filipinas.
Ambos géneros, eucalipto y pino, incluyen a las especies forestales más utilizadas en plantaciones con fines industriales en todo el mundo por su gran amplitud ecológica y capacidad de adaptación.
La expansión del eucalipto
El eucalipto comenzó a ser utilizado en plantaciones fuera de su área de distribución natural hace más de 200 años en Europa. Fueron botánicos europeos los descriptores del género y de sus principales especies. El primer registro del eucalipto en la Península Ibérica data de 1829 en Portugal.
En Estados Unidos se introdujo a mediados del siglo XIX por el flujo migratorio con Nueva Zelanda y Australia, que a su vez supuso la introducción del pino en Australia.
La llegada del eucalipto a Sudáfrica y Brasil se produjo a finales del siglo XIX y comienzos del XX. En Sudáfrica, provocado por la demanda de madera para minería y, en Brasil, para producir el carbón utilizado en la industria del acero.
En otros países y zonas del mundo el eucalipto fue introducido a partir de los colonialismos británico, francés, español, portugués y holandés, así como por iniciativas internacionales gubernamentales y no gubernamentales.
El eucalipto en la actualidad
Actualmente el eucalipto está presente en más de 90 países, la mayoría en zonas tropicales y subtropicales, aunque existen plantaciones de gran productividad en zonas templadas de Nueva Zelanda, Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Sudáfrica, la Península Ibérica y Estados Unidos. La razón de esta dispersión es el gran número de especies y, por tanto, de tolerancia a condiciones ecológicas diferentes.
Hoy en día el eucalipto se extiende sobre más de 22 millones de hectáreas en todo el mundo (a las que habría que añadir más de 11 millones de bosque nativo de eucalipto en Australia), lo que representa el 12% de las plantaciones forestales mundiales. Sin embargo, se estima que no más de 13 millones de hectáreas de estas plantaciones tienen realmente productividad de interés industrial.
El eucalipto en España
El eucalipto blanco Eucalyptus globulus fue introducido por el norte de España en el siglo XIX como cultivo ornamental. Por su espectacular adaptación a las circunstancias ambientales de este territorio pronto se convirtió en un cultivo forestal de gran éxito y utilidad.
El eucalipto es, por lo tanto, una especie alóctona, como lo son el pino de monterrey Pinus radiata, el sauce llorón Salyx babilonica o la acacia negra Acacia melanoxylon y tantos otros cultivos agrícolas como patata, remolacha, maíz, trigo, judías, guisantes, tomates o pimientos.
Ejemplos de especies alóctonas introducidas en España
Las plantas, por lo tanto, no son buenas o malas por ser originarias de un territorio u otro. De hecho, cuando una planta alóctona o exótica se adapta a su nuevo medio y se reproduce, se dice que es subespontánea o que se ha naturalizado.
Ni las especies exóticas ni las autóctonas per se, como plantas que son, producen deterioros irreversibles del medio ambiente que necesitan para vivir; si el medio es inapropiado para la especie, ésta no podrá sobrevivir y desaparecerá. Precisamente por ello el eucalipto blanco no puede vivir en zonas altas o en zonas frías
Las especies tienden a alcanzar un equilibrio con el medio. Algunas especies exóticas, si su introducción se gestiona de forma inapropiada, pueden desplazar a otras especies o alterar la dinámica de algunos suelos, pero no es el caso del eucalipto, al contrario. En nuestro país es una especie perfectamente adaptada a su entorno medioambiental,especialmente en el norte y, por tanto, está naturalizada.
El eucalipto nació en Australia, pero si hubiera podido elegir hubiera escogido Galicia, cuyas condiciones de clima y suelo son especialmente idóneas para su desarrollo natural productivo. El eucalipto de esta región equivale a la patata gallega en términos de calidad.
En el sur de la Península, gracias a una labor continuada de mejora genética y silvícola, se han creado repoblaciones forestales productivas de eucalipto perfectamente adaptadas a unas condiciones menos favorables de clima y suelo.
El eucalipto, una oportunidad de desarrollo sostenible
La falta de especies autóctonas de alta capacidad productiva en España y la dificultad para que puedan prosperar en terrenos forestales degradados o inutilizados, son razones suficientes para la introducción ordenada de especies forestales como el eucalipto, cuyas características le permiten vivir en condiciones climáticas muy diversas.
Frente a la agricultura, las plantaciones de eucalipto:
- - Actúan como sumideros de carbono.
- - Precisan menor consumo energético.
- - Presentan tasas muy inferiores de erosión.
- - Requieren menor intensidad de gestión.
- - Ofrecen mayor biodiversidad.
- - Permiten mayor multifuncionalidad.
- - Mejoran el balance en el ciclo del agua.
Frente a otras especies forestales, las plantaciones de eucalipto:
- - Tienen mayor productividad forestal y, por lo tanto, requieren menos superficie para satisfacer la demanda de madera.
- - Son muy eficientes en el uso del agua.
- - Ofrecen mayor capacidad de adaptación y rápido crecimiento, lo que multiplica su potencial ambiental, industrial y de generación de empleo y riqueza.
- - Presentan mayor rendimiento industrial para la producción de celulosa.
- - Poseen una amplia versatilidad industrial, destacando especialmente como fuente de energía renovable y materia prima idónea para la fabricación de productos de calidad superior como el papel, la miel o los aceites esenciales.
- - Sus características como árbol facilitan un mayor desarrollo de la biodiversidad.
- - Reducen el riesgo de incendios.